sábado, 9 de junio de 2012
Libre de todos mis demonios
sábado, 2 de junio de 2012
Kenvisel Garralaga, anarquista de suelo
Kenvisel nos encuentra en la puerta del garito de esta noche. Hemos salido a echar el piti de la media parte, después de la primera birra. Viene zigzagueando por la calle, con una mediana en la mano y los ojos brillantes. Lleva una camiseta amarilla con la estampa de la Virgen de la Muerte, comprada, según él, en Venezuela. Es una virgen clásica: cabeza ladeada, corona de espinas, y llora una lágrima negra, pero sostiene un revólver que apunta hacia afuera, entre una banda con las palabras “hates” y “pain”. Kenvisel es un tio excepcional, que ha leido a Dovstoievski, a Trotski, a Freud y a Nietzche.
jueves, 3 de mayo de 2012
Nothings gonna stop me now
El jueguico este, ya de entrada, da para varias conversaciones de rememoración. De esas que se dan siempre cuando llevas veinticinco cervezas de más en compañia de tus colegas. Que si acuerdate de esta serie, que si ésta era mucho mejor, que si Alf...* De esas de estar tirado en cualquier sitio y que de repente todo es como muy nostálgico porque no quieres saber nada del mañana.
Lo que viene siendo el juego per se es un despliegue de ideas absurdas por parte de un grupo más o menos significativo de personas. Lo bueno, y lo malo, de estos despliegues de ideas absurdas es que éstas se retroalimentan, así que aceptando la primera inicias un proceso que ya no puedes detener. Al final, acabará publicado en una página web. Lo que importa es que sea impactante y éste lo es.
Pero lo que a mi me ha fascinado es lo de rellenar un campo que dice "You want to...", donde debes introducir aquello con lo que sueñas, aquello que persigues. Al acabar la carrera, la gráfica con el muñeco que te indica cómo de lejos has llegado en la persecución de ese sueño (asumo que ya lo habeis jugado) y como se deforma si te dejas algunas estrellas por el camino es cuanto menos, iniciática, arcana. Y despues de eso, una cuadro titulado "The Dream Board: Cousin, look at all the dreams submitted by others" nos lleva al deseo ulterior de toda alma humana, cuando observamos la respuesta más introducida: "be an unicorn".
* En serio, ¿Alf? no tenía ni puta gracia ni cuando lo emitieron por primera vez.
domingo, 19 de febrero de 2012
Ridículos somos pero en el camino nos encontraremos.
Vamos por la calle de comparsa de un tio con un traje de mono, unas alas de hada y una peluca de geisha. Celebrando sus futuras nupcias de la manera tradicional, con una auténtica humillación pública camuflada entre cachondeo. Y mucha gente se queda mirando y ríe, o inclina la cabeza con aprobación. Pero a veces, ni los silbatos que llevamos nos sirven para llamar la atención y la gente pasa a nuestro lado sin inmutarse. Inmersos en sus propias historias, sin advertir siquiera la nota inusual que aporta el manquini verde chaleco reflector que viste al mono. Caras concentradas, casi tristes, que no ven más allá de su propia piel. ¡Cuanto se pierden!.
Nosotros no somos muy diferentes De rato en rato, nos contamos historias, nuestros cuentos personales. Compartimos, pues compartir es vivir. ¿Como te va con ella? ¿Que ha sido de lo vuestro? Ni bien ni mal, mucho rollo extraño y se acabó. Pues yo más de lo mismo, oye. No salió bien, nunca sale bien, de ninguna de las maneras. Pues ya vendrá, tú. A nuestro ritmo. El otro dia le toqué el culo a ésta, o más bien: se dejó tocar. ¿Que me dices? Así, como lo oyes. Una pequeña victoria sirve de bálsamo frente a continuas derrotas en una guerra larga.
Después de horas de patear el centro comercial en plan comando festivo se me ha quedado una anécdota grabada. La del camarero del Starbucks que habla japonés. Yo en ese momento estoy echando un piti fuera, pero me lo cuentan. Y me cuesta poco distinguir al sujeto dentro del superpoblado establecimiento: es el del tupé extraño.
Más tarde me encuentro en una sala oscura con música extraña, en la que destacan las lucecitas de colores del equipamiento que llevamos y las prendas con motivos blancos debido a lo que a mi me gusta llamar “luz negra”. De esa que resalta tus problemas con la caspa. El olor ambiental a sudor y los gritos y las maldiciones me impactan. Una vez, en clase de teoría de la comunicación, el profesor explicaba que lo que fijan los recuerdos en nuestra persona son las emociones. Personalmente, y además de eso, conmigo funcionan los sentidos. Olores, sonidos y gustos me suelen llevar a rememoraciones.
Cenamos en un restaurante atípico en esta zona del mundo. Tu pedido lo haces en una máquina que te cobra directamente, y esto me parece importante, antes de sentarte a comer. La diligencia es total, la eficiencia asiática en su máxima expresión. Los camareros te indentifican por una banderita con un número entero y te sirven. Y que bueno está todo y que barato, coño. Mientras como pescado crudo no me da tiempo a llorar por las ballenas muertas a manos de nipones locos; pero si a caer en la cuenta de que prefiero pagar después de tomarme un carajillo de baileys y con los deberes hechos, aunque el maître sea un estirado. Con todo, otorgamos al restaurante la condición de “el futuro”.
No hemos acabado aún. La zona de bacanal por decreto de la adolescencia barcelonesa queda a un tiro de piedra, pero hay gente emperrada en ir en el sigiloso y mortal tranvía, porque ya tenemos una edad. Esto me lo noto en el hecho de que voy entonando a Los Delinqüentes después de sólo tres cervezas. Envejecer, con todo, me gusta, pero me resisto a lo del tranvía. Soy sagitario y me gusta notar el frio en la cara mientras persigo flechas.
Un último apunte: normalmente, cuando el karma me envía señales, en mi rebeldía crónica me resisto a recogerlas; Pero es que al final de la noche, el sincrodestino entra en escena. Puto sincrodestino ¿por qué me haces esto?. Hoy no quiero ser rebelde. Hoy quiero hacerte caso y seguir el camino que me marcas. Hoy quiero ceder. Aunque sólo sea por un momento. Es importante cambiar lado a veces.